Por: Duglas Moreno
Apreciaciones críticas sobre la narrativa bestiaria de julio Cortázar, es una obra ensayística que se publica con el propósito de rendir homenaje a los 70 años de la aparición del libro BESTIARIO de Julio Cortázar. Tiene el aval académico de la Facultad de Arte de la Universidad de Los Andes-Mérida-Venezuela, el Comité Académico del Instituto de Investigaciones Literarias de la Universidad Central de Venezuela, la Dirección de Investigación y Producción Intelectual de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo- Valencia-Venezuela y del Consejo Editorial de la Universidad Iberoamericana León. León-Guanajuato-México.
En 1951, la editorial Sudamericana (Buenos Aires-Argentina), recoge 8 relatos de Cortázar y los da a conocer como un texto integral. En cada uno aparece la imagen de la mujer como una constante de la narrativa bestiaria cortazariana. A veces asumen un rol protagónico bien marcado, en otras ocasiones, se encuentran como solapadas a otras figuras centrales de la narración. En Lejana, el nombre de Alina Reyes, trasciende lo onírico y queda como un enigma fragmentado en un puente de Budapest. Delia Mañara, cuyos novios morían misteriosamente, es una representación de la femme fatale en el cuento Circe. Otra mujer fundamental en el marco bestiario de lo narrado viene a ser Clara del relato Ómnibus. Clara es mirada (acosada) entre claveles negros y manos blancas. Isabel, la jovencita de las vainillas con crema, el formicario y el mamboretá, simboliza el juego y la adolescencia en el cuento Bestiario. Celina en Las puertas del cielo, se revela como la mujer-monstruo que ha estado siempre sin estar.
Con un perfil secundario destacan personajes como Irene, la tejedora de ojos cansados en Casa tomada; Andrée, en Carta a una señorita en París, en su orden-laberinto casi perfecto y Leonor con sus mancuspias acechantes en Cefalea.
Estos personajes femeninos interactúan en un contexto cotidiano. Alina Reyes escribe un diario, Irene teje mañanitas de lana verde, Delia Mañara toca piano y hace bombones, Clara trabaja en una casa de familia, charla y toma té con sus amigas. Andrée, referente lejano (la carta que recibirá en París, la escriben en Suipacha, al norte de Buenos Aires-Argentina) se mueve en un orden intachablemente dibujado, Isabel va de vacaciones a una estancia en el campo y juega por los bosques de sauces o por las costas de los arroyos; Celina, antes de morir, era una mujer-monstruo que disfrutaba su pequeña felicidad familiar y Leonor cría y cuida mancuspias en un tambo de la Pampa argentina.
Esta cotidianidad, en ciertas ocasiones, se ve alterada por un hecho fantástico-bestial: una mujer que es otra a la vez, una ruidosa casa que avanza lentamente desalojando a sus inquilinos, unos novios que son perseguidos por el halo de la muerte, ciertos pasajeros fustigados por miradas enigmáticas, unos conejos que salen de las entrañas de un hombre, un tigre que vaga por una biblioteca, la imagen de una mujer que recién ha muerto, bordeando el bullicio y el canto de noches festivas y unas mancuspias que andan en círculo por los alrededores de una casa.
El libro se abre con la apreciación crítica de Gregory Zambrano (Universidad de Tokio-Japón) acerca del cuento Lejana. La idea inicial desarrollada por el autor, apunta a que en este cuento, publicado por primera vez en 1948 por la revista Cabalgata, ya se asoma parte del simbolismo fantástico que caracteriza la cuentística cortazariana. El tema central de Lejana es la alteridad, el doble o la transposición de identidades expuesto por Cortázar bajo una visión anagramática de la escritura.
Jhon Felipe Benavides (Universidad de Nariño, Colombia) nos lleva, en la segunda apreciación, por el cuerpo doméstico de la escritura policrítica de Casa tomada que deja avanzar sus laberintos sombríos y como una circularidad envolvente, increscendo, va desplazando a los hermanos, al lector y hasta los vestigios de la propia caracterización de la ciudad. La premisa fundamental de Benavides nos revela una casa en continuo desplazamiento, sin ventanas, sin un afuera visible, con puertas para el tránsito y la espera. Mientras sus ocupantes avanzan en su huida, ésta se transforma en encierro fatídico.
La tercera lectura apreciativa la realiza Malena Andrade Molinares (Universidad de Los Andes-Venezuela) sobre el relato Circe. Se muestra a una Delia Mañara, la “Circe” latinoamericana, como una mujer común ante la gente, pero con poderes extraordinarios sobre los animales. Andrade plantea que Delia conforma fielmente el arquetipo de la mujer animal: mujer araña, mujer gato, mujer ciempiés, mujer cucaracha. Se analiza el hechizo amoroso que logra Delia sobre sus novios, como su arma esencial en la construcción de ese pasadizo amor-muerte. La conclusión de este trabajo es que Cortázar resemantiza el mito homérico y lo hace revivir en una joven latinoamericana de la gran Buenos Aires de la tercera década del siglo XX.
La cuarta apreciación crítica es sobre Ómnibus y la autoría corresponde a Juan Molina Molina (Universidad de Los Andes-Venezuela). La mirada hostil e incesante del otro que llega hasta generar en el que es mirado, un sentimiento de culpa, representa uno de los aspectos analizados de este relato que demarca en la narrativa de Cortázar una tendencia hacia la temática de lo urbano (movimiento y cohabitalidad en espacios del quehacer cotidiano de las personas) y el viaje del hombre contemporáneo. Molina Molina propone tres perspectivas para que los lectores caractericen a Clara, la joven del relato. En primer término -desde la visión teórica de Ralph Waldo Emerson- se le debe imaginar como un referente matriz del círculo que señalan las miradas de los pasajeros. El segundo enfoque nos lleva a abordarla como una figura elíptica del espacio ambiguo y cerrado del ómnibus donde las miradas y las flores pierden su configuración semántica real. La tercera perspectiva tiene que ver con el sentido de la fuga. Clara es un espiral que no se cierra, sino que se expande.
Delsy Mora (Universidad de Los Andes-Venezuela), estudió: Carta a una señorita en París y su primera aserción se instala en el imaginario del lector. Se requiere una mentalidad abierta, donde tenga cabida la imaginación sin límites y que se entienda y acepte que nadie puede estar huyendo porque en una fresca mañana fue capaz de sacar conejos de sus entrañas. Si el lector no logra superar esa posible realidad fantástica, corre el riesgo de sucumbir, tal como le sucede al traductor, personaje principal del relato, quien ante su terrible maldición decide suicidarse.
Lo primero que destaca en la apreciación que nos entrega Carlos Sandoval (Universidad Central de Venezuela) sobre el relato Bestiario, es que estamos ante una expresión narrativa de trasfondo notablemente real; pero con líneas que se entrecruzan con lo fantástico. Allí se concibe la casa (estancia de los Funes) como un horno laberíntico de un marcado influjo bestial. En esta, no solo se extravía la esencia del hombre, sino que sus cuartos, pasillos y jardines se erigen como trazados idóneos para propiciar y hacer realidad lo incestual. El Nene (bestia humana o animalejo) acosa a su hermana Rema y la niña Isabel encarna la acción liberadora por mediación de lo animal, pues el tigre deja de ser un delirio de algunos personajes y se transforma en un símbolo de muerte.
En la penúltima apreciación, María Consuelo Suárez de Bianchi (Universidad de Carabobo-Venezuela) se apoya en la teoría de lo fantástico del propio Cortázar para entregarnos un punto de vista bien particular sobre Las puertas del cielo. No hay nada más eficaz que aprender y enseñar con el ejemplo. La enseñanza vendría a ser las reflexiones o apuntes de Cortázar alusivos a las creaciones fantásticas y el aprendizaje es lo que nos deja el relato: la amistad firme del doctor Marcelo Hardoy hacia Mauro y Celina, la felicidad dura y caliente de Celina junto a Mauro y cómo la muerte de alguien implica la suspensión de un orden que se creía inalterable.
La octava y última apreciación es responsabilidad de quien suscribe estas palabras. En Cefalea, relato reconfigurado en un andamiaje científico-literario se expone magistralmente el imaginario fantástico-bestial que le ha dado a la narrativa de Cortázar una de sus tendencias ficcionales más prolijas. El objetivo principal de la apreciación, busca caracterizar una simbólica siniestra del afuera damntopofánico, identificada en esa casa dentro del tambo que se pierde en la inmensidad de la imaginación teriomorfa.
Esta publicación digital tiene 141 páginas (formato Pdf.). Se muestran más de 20 imágenes de pintores venezolanos y de otros países sudamericanos que consolidan la identidad visual de la obra. Por eso el compilador-editor, pintores y críticos, asumiendo las fallas y aciertos de lo escrito y lo pintado- nos complace presentarles estas apreciaciones que se basan en el placer de la lectura cortazariana, en la experiencia creativa y en el empeño de manifestar nuestra admiración escrita o pictórica por los relatos que Julio Cortázar nos legó en su libro Bestiario.