literatura venezolana

de hoy y de siempre

Guillermo Meneses

Por: Rafael Victorino Muñoz

Hijo de Olegario Meneses y Matilde Amitesarove, Guillermo Meneses nace en Caracas, el 15 de diciembre de 1911. Escritor, abogado y funcionario público, cursa sus primeros estudios en el colegio Chaves[1], luego en el instituto San Pablo y secundaria en el colegio San Ignacio; de esta formación jesuítica el autor haría posteriormente catarsis en algunos momentos de su obra. Al respecto, refiere Nuño (1991) que este modelo educativo marcó acentuadamente a Meneses, quien de manera recurrente en su obra, plantea el conflicto entre el pecado y la tentación, lo cual responde a “una visión católica del mundo”.

Meneses obtuvo el Doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela en 1935; alternó su escritura con el ejercicio de diversos cargos públicos, entre otros: Procurador general del estado Miranda; fiscal del Ministerio Público en el estado Guárico;  juez de primera instancia en lo penal del estado Anzoátegui  y relator de la Corte Suprema del estado Guárico; Escribiente del Ministerio de Relaciones Exteriores, Primer secretario de las Embajadas de Venezuela en Bruselas y en París. Fue el Cronista de la ciudad de Caracas desde 1965 hasta su muerte.

Su activismo político se inició prematuramente (y también se agotó temprano), cuando se une a los miembros de la llamada Generación del 28, que manifestaban contra el régimen del general Juan Vicente Gómez; con apenas 16 años, se le considera el benjamín de este grupo de intelectuales y dirigentes políticos en ciernes. A consecuencia de ello, estuvo encarcelado, lo envían a Las Colonias y luego al Castillo de Puerto Cabello, de donde sale en noviembre de 1929.

La estadía en la cárcel, sin embargo, fue de mucho provecho para él[2], ya que tuvo oportunidad de entrar en contacto con una literatura que sólo parecía circular clandestinamente en los centros de reclusión para presos políticos, en una experiencia curiosamente enriquecedora. Al respecto, refiere el mismo autor:

Nunca podré explicarme por qué milagros los libros prohibidos por la dictadura, que jamás se consiguieron en las librerías de Caracas, aparecían tras las rejas del Castillo Libertador. Cuando entramos no sabíamos diferenciar a Marx de José Gregorio Hernández, pero salimos hablando de socialismo científico (Lasarte, 2006)

Este mismo episodio de la vida del autor, el encarcelamiento durante el gobierno de Gómez, también nutre una parte de su obra, particularmente aparece en el Falso cuaderno de Narciso Espejo, como El acto de la protesta.

Luego de culminar su Doctorado en Ciencias Políticas, se une a las filas del partido ORVE, liderizado por Rómulo Betancourt. En 1937, aparece en el Libro rojo– suerte de catálogo de sospechosos de conspiración contra el lopecismo. Posteriormente, en la década de los ‘40 Meneses integra, junto con un nutrido grupo de intelectuales, el Partido Democrático de Venezuela, en torno a la figura de Isaías Medina Angarita.

Pero, tras la caída de este último, en octubre de 1945, y en buena medida desencantado, nuestro autor dejaría de un lado el activismo y pasaría a ocupar, discretamente, los cargos que al inicio se señalaron. Nunca pareció mostrar mayor interés por algún cargo de elección popular. Se casó por primera vez, en 1944, con Sofía Imber; de esta unión, que duró veinte años, nacen cuatro hijos, tres de ellas mujeres.

En cuanto al contexto literario, no obstante el hecho de que sus primeras lecturas y devociones, como él mismo confiesa, fueron más bien clásicas, y hasta pueriles (Salgari, Azorín), la vida y la escritura de nuestro autor se inician y transcurren en el período de las vanguardias, que tardíamente llegan a Venezuela. Como se mencionó, es en la cárcel donde tienen oportunidad, tanto él como algunos de los miembros de su generación, de entrar en contacto con las nuevas corrientes artístico literarias, con las cuales encontraría cierta afinidad. Aunque él nunca se adscribió a ningún grupo en particular ni suscribió manifiesto alguno, no fue pues ni militante político ni militante en el arte.

El contacto con la vanguardia artístico literaria también lo tuvo, de primera mano; aunque la estadía en Europa, a donde fue enviado como diplomático[3], sería desde 1948 hasta 1953, cuando ya la mayor parte de los movimientos habían perdido fuerza. Estando precisamente en París escribe y publica uno de sus textos más emblemáticos: La mano junto al muro, que lo inscribe, para siempre, en la historia de la literatura latinoamericana.

Sus últimos años, en delicado estado de salud, los pasó al parecer en soledad, únicamente al cuidado de una enfermera, hasta su muerte acaecida en Porlamar (Nueva Esparta), el 29 de diciembre de 1978.

[1] O Chávez, en diversas obras de referencia aparece el nombre del colegio escrito de una u otra manera.
[2] Y no sólo para él, muchos miembros de dicha generación a partir de ese movimiento logran una interesante proyección, política o literaria, que quizás no hubieran conseguido sin la presencia del Benemérito, por paradójico que parezca.
[3] Una de las más interesantes, pero no precisamente demasiado conocidas, piezas de nuestro autor tiene que ver con la vida de un diplomático: Cable cifrado, publicado por primera vez en 1961, en el número 113 de los Cuadernos literarios de la Asociación de Escritores de Venezuela. Es una delirante obra maestra, de gran suspense; ignoro por qué Meneses no quiso incluir este texto en sus Diez cuentos.

Cuentos:

La balandra Isabel llegó esta tarde

La mano junto al muro

El duque y Luna

Novela

Campeones

El falso cuaderno de Narciso Espejo (Fragmentos)

Teatro

La cita de la señora

Crónica

El extraño caso de Armando Reverón

En Biblioteca

El falso cuaderno de Narciso Espejo

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