Cuentos de Venezuela, Líneas portulanas, es la más reciente muestra de la narrativa breve de nuestro país, aunque está editada en España, por la Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón.
La selección, edición y prólogo estuvo a cargo de Geidy Querales, quien obtuvo el doctorado en la mencionada casa de estudios, pero nació en Valencia, Venezuela, y egresó de la Universidad de Carabobo. Así que es conocedora de primera mano de nuestra literatura, tanto por formación como por nacimiento.
La metáfora de Líneas portulanas alude, de algún modo, a la intención de trazar un mapa, en este caso del cuento venezolano. Aunque no se trata solo de una cartografía en el espacio, sino también en el tiempo, pues la mirada y el interés de la antologadora se remonta prácticamente a los inicios de la narrativa breve en nuestro país.
De esta manera, la antología abre fuegos con un texto de José Rafael Pocaterra, todo un clásico, casi ineludible. Su obra cumbre (o una de ellas), Cuentos grotescos, es uno de los grandes hitos en lo que a relato en Venezuela se refiere. Otro autor que no podía faltar es Guillermo Meneses, también aquí presente, en este volumen.
Pero, y este no es un pero malo, sino bueno, Geidy Querales decidió incluir a otros autores; y con lo de otros nos referimos a autores alternos, distintos a los considerados en antologías del cuento en Venezuela, consideradas ya clásicas. Un ejemplo es el caso de Ada Pérez Guevara, quien no aparece en las selecciones hechas por Balza o por el mencionado Meneses.
Cabe destacar que, a diferencia de otros antologadores, Geidy Querales trató de hacer un balance, lo más equilibrado, justo o ecuánime posible, entre hombres y mujeres. De hecho, casi la mitad de la muestra son representantes del lado femenino; lo cual es algo también bastante inédito, por no decir atrevido.
Podría alguien decir que faltan unos nombres, o que sobran otros; pero no es nuestra intención esgrimir el mazo del juez. En cualquier caso, sabemos que una antología en impreso estará siempre limitada por el número de páginas previstas para el volumen y que no puede pretender agotar la literatura de un país, sino mostrar una parte de la misma.
Cuentos de Venezuela, Líneas portulanas, se inserta en una dinámica (no sabemos si llamarla tendencia o movimiento) en la cual la literatura venezolana comienza a sonar, o más bien, a leerse en otras partes. Lo importante es esto. Y lo demás no es silencio, sino texto, o cuento, y de los nuestros.