Por José Ygnacio Ochoa
El convivio multiplica la actividad de dar y recibir a partir de encuentro, diálogo y mutua estimulación y condicionamiento, por eso se vincula al acontecimiento de la compañía… Jorge Dubatti
I
Fina estampa literaria. Poesía, dramas y relatos (Editorial Horizonte, 2023) de Sarita Medina, Duglas Moreno, Héctor Alonso Ochoa y Key Franceschi es un compendio que se erige desde la ausencia editorial en una población que se exige en sí misma otro tono que no sea el del lamento, la desidia y el olvido, luego la necesidad de manifestar una voz en sus diferentes formas discursivas: relatos, poemas, drama y música forman parte de una recopilación producto de un esfuerzo denodado. Todo en uno o cuatro en uno. Cada discurso se acompaña, aun así mantienen su independencia y autonomía creativa porque es necesario.
Se aplaude el gesto, la terquedad y la creencia de cada uno de los autores para insistir en esta acción de lo poético, narrativo, dramático y lo musical porque es como compartir con los amigos un trozo de pan (cum panis). Es pues, el convivio que se origina desde el empeño de multiplicar con el otro y con los otros un acontecimiento ineludible: el alfabeto, que para los efectos es el pan, debe alejarse de lo efímero para convertirse en el lenguaje de la experiencia poética como la afirma el investigador teatral Jorge Dubatti en su libro Filosofía del teatro. Cuerpo poético y función ontológica II (2010). Dicho así, debe ser perentorio que Fina estampa literaria convoque a la disertación, al diálogo y el intercambio de diferentes puntos de vistas. La experiencia de los recitales y tertulias de estos bardos se transforma en este libro, insisto, es y debe ser un acontecimiento necesario para crear espacios donde el encuentro dialógico sea el norte.
Cuatro autores, cada uno con su temple. Cada uno en su naturaleza creadora para dar pie a la fusión de ideas, imágenes, certezas e incertidumbres para decir del texto escrito. Convocar a los espectadores primero, luego lectores. Es la instalación de una unidad creativa compleja porque debe existir un mínimo de correspondencia humana como punto de inicio para saber mirar(se) y escuchar(se) para que se abra el perfil sensible y, así dar paso a la motivación. Leerse, leerle a un público que desea atender lo otro dentro de la fragilidad de la memoria y de los espejos. En todo caso, siempre habrá una unidad que apunta a una experticia por el afán creativo.
II
El libro comienza con siete poemas y una epístola de Sara Medina López. En Epístolas a la luz de la tarde, con fecha de 1986, Medina en un tono intimista y muy cercano al de la confesión se muestra con una voz poética contenida de fragilidad que nos acerca con la voz en primera persona: Abril, nos hemos tragado tantos signos… tono que concilia soledades, desencuentros y el peso de la separación. En este caso poco importa el contexto del cual se origina la historia, importa más el enfoque ficcional para que el lector transfigure el conjunto de vocablos reunidos en este manifiesto de bohemia y soledad, luego cada poema es digno de leerlo en su estructura: el compás de una cadencia, la palabra hecha ritmo porque se lee con el afán de descubrirse en ese lenguaje de las emociones, primero, y, luego en el territorio de la reflexión.
Las imágenes que se reagrupan en una unidad, la del ser en su condición poética, leamos parte del poema Aguas de adentro:
[…]
II
Te entrego mis honduras
Mi aguamiel lava tu miedo
Reposa en el mangle oloroso de fruta
Piérdete luego
En la naciente del río.
[…]
La voz poética sugiere imágenes. Un rasgo que, dentro del lenguaje poético marca un mundo inmaterial, aquello que se instaura en lo sensorial y lo contemplativo, luego se traslada a lo racional, entendido este como lo reservado a las ideas que provienen de la conjunción de los vocablos convocados por la voz idílica de Medina López. Después de todo es el lector quien tendrá la última palabra.
Avanzada la lectura toman las páginas los dramas de Héctor Alonso Ochoa. Tres historias y dos poemas. Una de las historias va en torno al tema musical Caballo viejo de don Simón Díaz, una figura emblemática en la naturaleza del venezolano. Ochoa recrea la historia, luego Doña Bárbara. La Guaricha, una versión libre de la novela homónima del escritor venezolano Rómulo Gallegos, otro icono de la literatura venezolana. Un pasaje de la novela que condensa una figura y un carácter de mujer que ocupa no solo un cuerpo, sino que traspasa el tiempo para convertirse en signo-símbolo de lo que es la cultura venezolana con sus costumbres, arraigos y creencias. A propósito de este montaje teatral, que tuvimos ocasión de apreciarlo y conversarlo con Héctor Alonso en una suerte de crítica interna, cobra fuerza el personaje con su monólogo interior donde se acopla con el público con el sentido mágico que sugiere la puesta. Ochoa va en esa búsqueda de un lenguaje que despierte en el lector su lado creativo. En definitiva son dos propuestas arriesgadas y nada fáciles que el autor asume con la conciencia del caso y todo lo que ello implica.
En Falsos despertares, dos personajes en escena: Horacio y la Mujer. Una propuesta contundente, corta como un sueño. Los referentes son inevitables, pues se entrecruzan Platón con su dosis filosófica, Calderón de la Barca y hasta el propio Ilan Chester, entre otros. Ocurre que la lectura nos lleva a una dimensión de la ficción coreográfica, permítanme el término. En definitiva una representación sugerente para los espectadores en virtud del espacio que se deriva de este convivio.
Duglas Moreno comienza con Fraserrelatos (Relatos en 15 palabras), un grupo de diez textos que atrapan por su condición de sentencias. Queda en el lector la sensación de inmediatez. Acá se cumple unas de las máximas de la microficción que tiene que ver con esa impresión de lo fortuito e inacabado, aun así se contiene en cada frase-expresión un universo de la cotidianidad acoplada en quince palabras, como ejemplo, les dejo sólo una muestra del primero en el orden:
Cuando intentaba cerrar la ventana, una mano trabó los cristales. Ahora ya cruza los extramuros.
Luego, el escritor Moreno, nos entrega una serie de cuatro microrrelatos: Escribe la lluvia. Cristales secretos, Caras perdidas. Tristeza de Nélbaros, Arcoíris nocturnos. Frajeles y nelgramias y Sombras de agua. Crucifijos en la graniza cada uno en su forma y estilo para adecuarse a la figuración de un género discursivo que plantea la sorpresa y una suerte de knock down, la formulación de las preguntas quedará en los lectores. Seguidamente va con cuatro cuentos y fragmentos de dos libros en proceso de creación, como bien lo menciona el escritor.
Para finalizar el maestro Key Franceschi nos entrega un texto titulado Guitarra, boleros y tangos que, ya por su nombre, nos describe la importancia de la guitarra en América y su relación con la poesía, el bolero y el tango. Una relación, que como lo expresa Franceschi: La música en nuestro continente se sostiene sobre los instrumentos de cuerdas.
Fina estampa literaria es un compendio para celebrarlo, luego detenerse y leerlo con fruición.
José Ygnacio Ochoa, muy agradecido de esta reseña sobre el trabajo de Fina Estampa Literaria. Y como bien lo dices, al final, solo esperamos que los lectores se detengan y lean este libro que representa, genuinamente, una convivialidad de géneros literarios. Muchas gracias.
Una forma de avivar fortalecer y despertar la atención de lo que puede las palabras; hacer, influir y envolver. Para imaginar sentir y disfrutar. Mi gratitud y valor a esta reseña.