literatura venezolana

de hoy y de siempre

Conociendo a Rafael Zárraga

Auredmy C. López D.

Al pueblo de Yaracuy…

I El Advenimiento…

En una aldea, de apenas tres casas, llamada “Agua Blanca” en Boraure, municipio “La Trinidad”, vio la luz por primera vez: Rafael Ángel Zárraga Parra, un 24 de Junio de 1929. Fueron sus padres Eudoro Zárraga y Ramona Parra.

Su advenimiento se produce en una Venezuela gobernada por Juan Vicente Gómez, cuyo mandato se recuerda por el uso excesivo de la fuerza contra aquellos que se oponían a su régimen; las cárceles estaban repletas de hombres encadenados, la libertad de expresión estaba prohibida.

La sociedad venezolana vivía con miedo y silencio; pero con ánimos esperanzados, con el surgimiento de movimientos civiles, estudiantiles (generación del 28), intelectuales que se enfrentaban al dictador.

A pesar de vivir en una época de tanta agitación y censura, por lo general los venezolanos, especialmente los que habitaban el interior del país, se dedicaban al cultivo de la tierra como sustento económico de la familia. La comunidad de Agua Blanca no se escapó de esta realidad, así que la familia de nuestro futuro escritor se dedicaba al cultivo del café, tabaco, maíz, plátano, en conucos propios o eran empleados como mano de obra para trabajar sembradíos.

Pocos años habían pasado, cuando Rafael sufre el abandono de su padre Eudoro y, es así que crece bajo la protección, educación, amor y orientación  de sus abuelos maternos: Don José Excegésimo Parra y Doña Inés María Parra, quienes junto a su mamá Ramona, dejarían huellas indelebles en su personalidad.

Zárraga nació en Boraure, pero crece y vive es en la población de Cocorote donde llega con su familia a los dos años de edad.

Es en una humilde vivienda en la calle Zamora del Barrio Campo Alegre de Cocorote, donde inicia albergar en su alma, en su memoria, las más cálidas experiencias de amistad, aventura, juegos infantiles y los sinsabores de la pobreza; cada una moldeadas en el corazón por los sabios consejos de su “papaviejo” y “mamavieja”, nombres afectivos dados por él a sus abuelos, seres enraizados por siempre en su corazón.

Su Infancia…

Rafael o “Pavo relleno”, como le decían sus amiguitos, se caracterizó por ser un niño inquieto, autodidacta y trabajador, que siempre buscaba la manera de ayudar económicamente a su humilde familia. De allí que realizó varios trabajos como: vendedor de dulces caseros, atendía bodegas, realizaba mandados. En varias ocasiones elaboraba grandes y coloridos papagayos que vendía entre sus amigos; esto le permitió respetar y conocer a la naturaleza, así como valorar la alimentación.

A la edad de nueve años, ingresa a la Escuela “Tovar y Tovar”; para entonces, ya sabía leer y escribir. Su educación primaria a veces era interrumpida por la necesidad de dedicarse por completo al trabajo; pero esta situación no le impidió abandonar los estudios por completo, por el contrario, estimulado por su abuelo, lograba incorporarse rápidamente a sus labores estudiantiles.

Rafael fue un niño pobre, pero rico en afecto familiar, que consolidó en él, valores para vivir digno y decentemente, orgulloso de su humilde origen.

Para el año 1944, ya adolescente viaja a la capital del país, en busca de oportunidades. En Caracas desempeñó diversos empleos entre ellos: ayudante en una tintorería, fue obrero en una fábrica de maicena, mensajero en una agencia de noticias de nombre “Ofipren”, hasta ingresar como portero en el Diario “El Nacional”.

II Surgimiento de un periodista y un escritor

Es trabajando en los talleres de “El Nacional” en 1949, donde empieza a adquirir conocimientos y experiencia en el campo periodístico; allí aprende a escribir a máquina, a redactar, a tomar fotografías y hacer reportajes. Su primer trabajo como periodista fue un reportaje sobre Cocorote titulado: “Cocorote, un pueblo sin futuro definido”.

Simultáneamente con su preparación periodística, desarrolla el hábito a la lectura, despertando en él el gusto por la lectura fervorosa de: revistas culturales, periódicos, libros, hasta formar su primera biblioteca.

El contacto directo entre las oficinas y los pasillos del diario con grandes personalidades de la literatura venezolana, como Arturo Uslar Pietri, Mariano Picón Salas, Guillermo Menes entre otros, que se desempeñaban como colaboradores del periódico, estimularon en Zárraga el interés por conocer el arte de la palabra; realizó varios escritos que casi siempre eran rechazados por su poca experiencia y dominio en el área de las letras.

Su espíritu rebelde lleva a Rafael, a prepararse mejor; autodidacta siempre, empieza arduamente a estudiar; se convierte en un lector impenitente de la lectura clásica, nacional e inicia a crear historias y personajes donde lo real se confunde con lo imaginario.

Continuando con su carrera periodística, funda en 1957, el semanario independiente “El Cocoroteño”, de poca duración; sin embargo, en 1958 reaparece brevemente, tras el derrocamiento de Pérez Jiménez. Para el año de 1959, este yaracuyano contaba para entonces con un conjunto de trabajos literarios publicados en los diarios “El Nacional”, “El Cocoroteño”,  y revistas de Caracas, Valencia y Barquisimeto, que son recopilados por él, bajo el título de: “La risa quedó atrás”.

Gracias a su ardua preparación en la literatura, Rafael Zárraga en 1959, obtiene el Premio Único del Concurso de Cuentos de “El Nacional”, con la Obra titulada: “Nubarrón”,  convirtiéndose en el primer escritor novel que gana tan importante concurso.

Entre los años 1961 y 1962, realiza un curso intensivo de periodismo en la Universidad de Carabobo, en colaboración con la Universidad Central de Venezuela y en 1966, gana nuevamente el Concurso de Cuentos de “El Nacional”, con la Obra “La Brasa duerme bajo la Ceniza”; como premio recibe una beca para estudiar en la Universidad de Perugia (Italia).

III Vida de Bohemia…

Su estadía en el país de Miguel Ángel ofreció a Zárraga, estudiar el arte, la literatura, aprender el idioma italiano. Visita varias ciudades italianas e inicia una vida de bohemia, que lo llevó a conocer países como: Suiza, Austria, Alemania, Yugoslavia, Bulgaria, Turquía, Damasco, Atenas, entre otras naciones; apreció las bellezas naturales de los ríos Tigris y Éufrates.

Con una mente cargada de nuevas imágenes, Zárraga regresa al país en 1969, para trabajar en el Diario “Por Qué”. En 1971 funda otro semanario “El Chuzo”; aquí se desempeña como Jefe de Redacción, articulista; esta actividad la realiza por seis años. Cerrado el diario, se dedica nuevamente a escribir.

IV Una Escritura Libre y Reflejo del Prójimo

La vasta obra literaria de Rafael Zárraga está compuesta fundamentalmente por los géneros de la narrativa (novelas, cuentos), la dramaturgia y la poética. En cada uno de ellos hay un nexo común; “el compromiso con la palabra verdadera, con el lector, con la vida real, sincera y no superficial”.

Es un compromiso construido con la transparencia del lenguaje, a la hora de escribir contenidos fuertes, ligeros en el lenguaje. Enriquecido con frescura, casto, lleno de amor, salpicado a veces con tono satírico o irónico. Zárraga evoca y traslada al lector a historias locales, de gente de pueblos, gente humilde. Sus historias se caracterizan por tener una carga emocional y espiritual que trasciende con mucha naturalidad, aspectos de la vida con temas de carácter histórico, mágico, amoroso y social que rodean al hombre. Todas sus creaciones son construidas bajo una actitud cívica, de observación, con curiosidad imaginativa, que invitan a reflexionar sobre la vida y el ser humano.

Rafael encuentra en la palabra el poder iluminador para reflejar el sentir del prójimo, de los débiles, de los antepasados, para perpetuar en la memoria, el tiempo de personas que vivieron en silencio su diario vivir.

La sinceridad en la escritura permitió a Rafael, acercarse más a su gente, a su terruño y a identificarse con las luchas sociales del pueblo venezolano. De allí, que en varias oportunidades sus semanarios eran constantemente supervisados por representantes de los gobiernos de turno. Uno de sus últimos trabajos periodísticos fue el realizado en una Emisora regional llamado “Gigantes”, pequeñas biografías de personajes de la literatura, arte, música, entre otros.

V El Abrazo Fraterno…

Otra de las aficiones de Zárraga era el gusto por la música clásica, el tango, el ajedrez. Era el compartir el abrazo fraterno entre amigos, conocidos, en comunión con la alegría de vivir  con intensidad, con sencillez, lo bueno y lo malo que encierra el acto sublime de todo ser humano “el arte de amar la vida”.

En el año 1976, construye su templo personal, la famosa Pagoda “Quin – chon – chó”  en Cocorote, cuyo significado citamos a continuación:

“…le dio este nombre jocosamente, porque ese grano tiene un nombre cuya fonética se asemeja al idioma chino y además es muy criollito”… (Zárraga Inés Raquel, hija).

Se convierte la pagoda en su centro de producción creativa, de espacio alegre para cobijar lazos de amistad, el compartir triunfos, fracasos, angustias y sorpresas de la vida, con gran naturalidad entre amigos y  familiares. Rafael Zárraga fue un bohemio soñador, inquisidor, fraternal, que consolidó y valoró la amistad dentro de su pueblo de Cocorote, como en todo el territorio nacional.

VI Guardián de la Memoria

Detrás de la máquina de escribir, la tinta, el lápiz y el papel, Zárraga llegó a cultivar una literatura que lo acercó a su gente, a su terruño, sus costumbres; con un dominio innato de la memoria capaz de narrar y crear pequeños universos que describen la realidad consciente de nuestros antepasados.

Rafael, va deshilvanando poco a poco el tiempo, para buscar la esencia, la idiosincrasia de un colectivo, para perpetuar en la memoria de nuevas generaciones. El amor y el compromiso con su origen.

Este yaracuyano, hombre de letras, fue el resultado de una formación con pasión a la lectura, a la constancia, del quehacer literario y a la escuela de la vida.

Con sencillez, sensibilidad y orgullo de su origen, abrió las puertas de la amistad, del aprendizaje, donde los triunfos y honores personales no lo apartaron de su condición humilde, de gente de pueblo, a la superficialidad le dio la espalda y con afecto y gran maestría, brindó a sus coterráneos sus letras para remontar por siempre el lindero de la venezolanidad con su escritura.

Rafael Zárraga muere un 8 de Febrero de 2006, dejando huellas en las letras y memorias de nuestro estado, especialmente en su pueblo de Cocorote; inspirador de muchas aventuras, de amor, respeto y apego a la naturaleza y tradición de este pueblo.

Para finalizar, citaremos una muestra de ese sentimiento de Rafael para con su pueblo:

“De manera que todo lo bueno y aún por las cosa malas que he recibido de la vida, doy gracias a Dios por haberme permitido vivir intensamente. Y después que muera, quiero permanecer en Cocorote junto a mis seres queridos como mi hermano Vladimir, mi mamá y mis abuelos, así mi espíritu podrá recorrer el pueblo cuando quiera, en compañía de aquellas almas que estuvieron a mi lado por amor, por afecto, por amistad, a través del tiempo que me tocó vivir en este mundo”… (Contares, 2007)

Obras publicadas, comprenden los siguientes Títulos

  • “La Risa quedó atrás”. (1959)
  • “Nubarrón y otros Cuentos”. (1968)
  • “Cuarenta nocturnos y una Sinfonía”. (1971)
  • “Casi tan alto, como el Campanario”. (1977)
  • “La última oportunidad del Magallanes”. (1978)
  • “Las Rondas del Obispo”. (1982)
  • “El Cóndor Desvelado”. (1983)
  • “Cuatro Cuentos”. (1994)
  • “Versos del mal vivir”. (2004)
    · “Contares”.

Para el Teatro escribió las presentes Obras

  • “La Piedra Grande”
  • “Al Fondo del Espejo”.
  • “Cuatro Ventanas hacia el Miedo”.
  • “La Fiesta de los Inocentes”.
  • “Elisa morirá esta noche”.
  • “El Hombre y el Perro”.
  • “El Anillo de Fanny”.
  • “Aquel Faustino Parra”.
  • “Urachí”.
  • “Las Ventajas de llamarse Juan”.

Obras Inéditas

  • “Cuadernos del vendido”.
  • “Esperpentos y otras intenciones”
  • “El Reventador de Globos”
  • “El Pájaro”

Bibliografía

COOPERATIVA “FONDO EDITORIAL COMUNITARIO”. Cuadernos de Buena Voluntad. Hoguera Verbal. Año 1. Nº 1. Julio, 2009.

ZÁRRAGA, RAFAEL. Contares. Ediciones UNEY, 2007. San Felipe, Estado Yaracuy, Venezuela.

Cuentos

Juantopocho/Nubarrón

*Fuente: http://bienalrafaelzarraga.blogspot.com. Foto: Lisbella Páez (http://yaracultura.blogspot.com)

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