Por: Rafael Victorino Muñoz
Nacido en La Guaira en 1956, Jesús Puerta es licenciado comunicación social, con Maestría en literatura latinoamericana y un Doctorado en ciencias sociales. Ha sido Profesor de la Universidad de Carabobo, y fundador del Doctorado de Ciencias Sociales de dicha casa de estudios.
Entre sus libros cabe mencionar: El último de los agrios, Círculo abierto, I love kpucha, Un bello crimen, El humorismo fantástico de julio Garmendia, Modernidad y cuento en Venezuela, Interpretar el horizonte, Cuando los pueblos interpretan.
Arena es su más reciente publicación, bajo el sello de El perro y la rana. El título del libro es también el del primer cuento, que a la vez puede leerse en clave metafórica, simbólica o alegórica, con lo cual comenzamos a desmenuzar la urdimbre y la trama.
No sé cuál haya sido la razón exacta del autor para escoger tal título; me abstuve de preguntarle, pese a que tengo su número de teléfono, porque creo que los lectores tenemos el derecho de especular libremente cuando leemos. En todo caso, parafraseando un poco a Montaigne, lo que aquí diga será no la medida del libro, sino la medida de lo que pienso sobre el libro.
Decía, entonces, que la palabra Arena, que da título al libro, está cargada de cierto simbolismo, como se sabe. En este sentido puede decirse que la arena tiene comúnmente varias denotaciones: la idea de infinitud, de multiplicidad o de algo compuesto de múltiples e innumerables partes; también está la idea de lo infinitamente pequeño, si consideramos cada grano tomado de manera particular; de igual modo, alude al paso del tiempo, no sólo porque es el elemento usado en los relojes de arena (valga la obviedad), sino también por aquello de que polvo eres y en polvo te convertirás.
Ahora, en el cuento que, como señalé, da inicio y título al libro, la arena está presentada en el contexto de aquella frase lugar común que sugiere que, pese a lo pequeño que sea cada grano, no deja de constituir una gran masa cuando se unen muchos esfuerzos; no obstante, el autor con cruel ironía se mofa de tales creencias, recordándonos el otro sentido, ya mencionado sobre el paso del tiempo y lo intrascendente que puede llegar a ser cualquier esfuerzo humano.
Me permito leerles, a manera de spoiler, dicho cuento, para rematar la explicación que he venido dando hasta acá:
ARENA
Por fin todos contribuyeron con su granito de arena.
Fue creciendo el castillo, el más grande jamás construido en la playa. Avasalladores pilares, impresionantes capiteles, muros que maravillaban, puentes levadizos majestuosos. Toda la Humanidad disfrutaría la descomunal construcción. Los arquitectos se felicitaban por la belleza de la trascendental obra.
Aún remataban la cúpula principal con el último grano diminuto, cuando cayó encima la ola.
Aclaro que no voy a proceder así con todos los cuentos, no vaya a ser que Jesús me acuse de que no se vende el libro porque ya conocen el contenido. Sólo hago esto con el primero por la explicación especulativa del título.
Con respecto a los demás, debo señalar que, pese a que no hay propiamente segmentaciones internas (partes, subsecciones, títulos o cosas así), he advertido como unas líneas invisibles trazadas en el libro, que dividen los cuentos de acuerdo con sendas categorías, dicotomías más bien diría yo.
Por un lado, tenemos la línea que va de lo intenso a lo extenso, por no decir que del minicuento al relato menos breve, pero relato al fin. Así, los textos del inicio son de unos pocos párrafos, como el que ya les leí, o como el de los camarones que se declaran en pie de lucha para no dejarse arrastrar más por las corrientes, aunque al final algunos se duermen en los laureles…
Luego, nos vamos adentrando en la lectura y los textos se van haciendo más densos, más extensos. Parece como un ejercicio gimnástico en el buen sentido, como si el autor quisiera que el lector fuera calentando un poco la predisposición de ánimo para presentarle cuentos más elaborados (lo cual no significa que los primeros no sean elaborados; de hecho, como bien sabe todo el que haya escrito un minicuento, a veces es más difícil sintetizar que extenderse).
Aparte de esta dicotomía intenso-extenso, otro de los rasgos en los cuentos de Arena es la referencialidad o eso de las relaciones transtextuales. Luego, nos encontramos con cuentos que son como un guiño de ojo a un autor (el ya mencionado de Arena tiene un cierto aire monterrosiano); algunos aluden de manera más clara o explícita a su antepasado literario, como es el caso del relato titulado El otro, que nos recuerda con toda intención El difunto yo deJulio Garmendia, incluso en el final el personaje recurre al mismo procedimiento de publicar un anuncio en el periódico que comienza con la frase: Participo a mis amigos y relacionados de dentro y fuera de esta ciudad (la “original” dice: «Participo a amigos, conocidos y público en general»).
De igual modo, observamos otras alusiones a Julio Garmendia en El cuento verdadero, por oposición a El cuento ficticio, así como a la tienda de muñecos (en El ahijado); también entreví por allí a Manuel Díaz Rodríguez (se menciona un cuento azul), el aleph de Borges, el Quijote, incluso los evangelios (Treinta monedas)…
No sé si en todos los relatos haya esta referencialidad, esta presencia efectiva de un texto en otro (para decirlo con la frase de Genette). En cualquier caso, como no conozco todos los referentes, los cuentos se me presentan en la lectura agrupados en las categorías de palimpsésticos y no palimpsésticos.
También debemos señalar hay una línea que separa o, más bien, a cuyos extremos están unos y otros cuentos, una línea que va desde los fantásticos o distópicos (como Objetos robados), hasta los más o menos realistas (como Cuadro familiar).
Otras dos vertientes que asoman en el libro de Arena de Jesús Puerta son los cuentos que hablan sobre la escritura, que abordan el tema de la escritura o tienen por personaje a un escritor (por ejemplo, Anselmo o el tiempo del verbo) y los de temática política, partidista o militante (como es el caso de 4013). Ustedes dirán que son bastantes temas para un breve libro de cuentos; pero tal vez sea esto lo que se propuso el autor: un libro que fuera plural y diverso, como la arena. Y con esto concluyo mi presentación, bastante breve también.