literatura venezolana

de hoy y de siempre

Aracné

Lydda Franco Farías

 

 

tejer en el vacío

es desprenderse de uno mismo

caer en el vacío

es recuperar el revés

lo que encandila

 

 

sólo si el cuerpo astral es removido

al precipicio iluminado de la tela

se abre murmurante el espectáculo

el orden plural de otra vigilia

 

 

en la punzada del remate

se desdobla

tira del hilo

para fijar los acordes

el silbo de oro de la tela

 

 

el cuerpo

teje otro compás

desoído

 

 

se aísla

en un sopor defensivo

para no perder el hilo

ata el monólogo

a vitral desprendido

a punto de musgo

 

 

la araña hace gala de su industria

participa de las acechanzas

ensimismada y precisa

al margen

 

 

se mece

de espaldas

en vilo

sonámbula

insiste

 

 

 

en los tembladales

donde la luz se rompe

fijo mis claustros

 

 

un traspiés

le hace perder el hilo

se decanta herida

por una fosforescencia que desmantela

y la doblega

 

 

no hay página en blanco

sólo escritura y miedo

resonancias

 

 

la araña hace nudos

calca

en el espejo de la tela

lo invisible se contempla

 

 

el espejo no demarca

elude

la hondura del revés

menoscaba el equilibrio

 

 

entredormida

exhala

viga de aire

la parábola

escalofriante

el ligamen

plegada

vela

las metamorfosis

del dios

 

 

en lo olvidado

en el escombro

en lo que es penumbra

pendiente

otro tiempo

tejo

 

 

qué concentrada tejedura

nos envuelve

en un devenir y en un otrora

de relumbrón y seda fría

 

 

puente

entre dos espejos

hebras

la mirada se invierte

en el doblez

 

 

 

mientras menos atentos

más fulgura el tejido de la araña

más se apresta el sonido a ser redoble

más burla el silencio el enredo mortuorio

la gravitación del naipe subraya el vaticinio

no ven verbales sahumerios

desacato al clavicordio en sopor apresurado

tacto espectral suprime el vario curso

no sabe el círculo a misterio

no huele a lluvia la campánula

la cabra- señora del ocio- rumia su albedrío

pedestre ampulosidad intercepta

el voluptuoso vahído del durmiente

 

 

ominosamente el ser rastrea

su arena de reloj sin cuerpo

sinfonía de halar hasta deciduo

disrruptivo leteo

de acentos circunflejos

 

 

hacer punto

postula

el deslumbre

la encrucijada

la errancia

 

 

jactancia y ferocidad del cuerpo

que se sabe eje

continuidad ociosa

y frágil

telaraña

 

 

la levedad no se distrae

en la mirada

hebra transitiva

sueña                   despierta

 

 

escudriña

ojo de la aguja

agua fantasmal

la mitad que hace falta

se incorpora

a la otra parca mitad

convaleciente

 

 

mi madre tejía

cosas de otro mundo

por el ojo de la aguja

me asomaba

punto lanzado

al revés

 

 

a veces acecha

apócrifo

el ojo de la fábula

 

 

por el volumen

del paso

las cosas

se vuelven

retraídas

 

 

espectral oscila

entre la nada y el aquí

 

 

desde los abismos

el animal replica

la redada cumple

con demoler la prórroga

 

 

merodea

curvo alfiler

punto de luna

la memoria

alterna y disfraza

el ensañamiento

 

 

en el zaguán de los difuntos

cose la saya del melodrama

clavetea y restaura la respiración

se escurre en la hialina curvatura

donde su poderío quema el habla

 

 

brilla incrustada

en crótalo

draga el ritmo

suena la sola

irreconciliable

tejenaria

 

 

ves cómo se desciñe

aspirada por lo extenso

 

 

soy esto que os hace retroceder

esto que atestigua

la imperfección de los dioses

 

 

aullando en la borrasca del proscenio

la fugacidad es norma

desbarajuste de candilejas

 

 

 

la acción transcurre en los intersticios

donde los hilos son manejados con fineza

el espectador se reclina en la platea

insiste en batir el almidón de la cortesía

ajusta el monóculo para atrapar la artimaña

pero rebota en el tabicado linóleo

 

 

la precisión

no me perdonan

punto de espera

para volver

a la lidia

 

 

 

Vela en el revés

llama la música

danza callada

 

 

 

suena en la hoja

revienta

muda

 

 

estoy lumbre?

estoy humo?

estoy esponja?

o es mi sombra que baila

y da un traspiés

mientras resbalo

y no me oigo

sólo la noche respira

y lo callado?

Sobre la autora

*Crédito de la fotografía: Geczaín Tovar Andueza

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