Por: Vielsi Arias
Siendo una niña Ana Enriqueta Terán ya fraguaba su lugar en la literatura venezolana. Sitial que a juicio de la crítica no estaba tejido por su participación en círculos literarios, pues resulta difícil integrarla a un grupo de su generación. Sin embargo, es menester considerar que su casa era un lugar de encuentro de políticos, artistas y poetas de la época.
Sus padres, “gente decente de campo” perseguidos políticos del gomecismo, tenían por costumbre leer y recitar poesía, fundamentalmente a los clásicos del Siglo de Oro español. Libros que tocaban la puerta de su casa, toda vez que habían desembarcado en el puerto de Maracaibo.
Así desde su primer libro Al norte de la Sangre suscitó un interés en la crítica y lectores, dejando claro su vínculo con la tradición clásica castellana.
Acompañada de Don Luis de Góngora y Garcilaso de la Vega, Ana Enriqueta teje un lenguaje cual artesana del idioma que va de lo sagrado, esencial, insondable que se aviene a la tierra y asume el paisaje como imagen de sí misma.
Su dominio perfecto del endecasílabo le da absoluta libertad para transitar por una pureza del lenguaje y comunicar su intimidad. Pero su poesía también irá a encontrarse con otras voces de la poesía latinoamericana por sus responsabilidades diplomáticas en Uruguay y Argentina: Juana de Ibarbourou, Sara de Ibañez, Rafael Alberti, Juvenal Ortiz Saralegui entre otros.
Expuesta a otro clima, otras voces y otra geografía emotiva su poesía también se encuentra con los poetas franceses y alemanes: Novalis, Hordelin, Saint John Perse, quienes contribuirán ajustar su propia voz interior, hasta sus últimos días de vida, escribiendo incansablemente como una sacerdotisa de la palabra, dejando un legado de más de 10 títulos extraordinarios entre ellos una novela y la Autobiografía en Tercetos Trabados.
Libros publicados: Al norte de la sangre (1946), Presencia terrena (1949), Verdor secreto (1949), De bosque a bosque (1970), El libro de los oficios (1975), Libro de Jajó (1980-1987), Música con pie de salmo (1985), Casa de hablas (1991), Albatros (1992). Antología poética (2005), Construcciones sobre basamentos de niebla (2006), Piedra de habla (2014).